domingo, 26 de agosto de 2012

EL PODER DE LAS FRUTAS

Refrescantes, eléctricas, suaves, bellas, estimulantes, coloridas, nutritivas, depuradoras, astrigentes, laxantes, diuréticas, energizantes, brillantes, contundentes, brebaje, alimento, compactas, transportables, olorosas, húmedas, ricas y perfectas.
Las frutas son dinamismo, limpieza y nutrición, todo en uno.
Traen a la vida a los desvalidos cuerpos enfermos o debilitados, rompiendo la inercia de la cultura de la carencia altamente ácida basada en alcaloides (café, morfina, nicotina, etc), por mencionar sólo algunos de los responsables de una de las mayores vías de dispendio nutricional en la tendencia del equilibrio químico interno, en la pugna por mantener la alcalinidad presente en el otro extremo, en aquella latitud llamada vida, en contraposición a la acidez interna llamada muerte.
El cuerpo, en su máximo intento por la supervivencia, pone en juego toda su energía en las funciones vitales priorizando la “mantención”, por lo que cabe preguntarse cuál es el estado de un cuerpo que ya no lidia con la lucha química. Cuál es el estado de un cuerpo que comienza a estar sano y que puede utilizar la energía antes derrochada en malas digestiones en regenerar o dar vitalidad.
La alcalinidad frutal representa una de las más significativas estrategias en el tratamiento para restablecer la salud por las vías del propio organismo.
Sin trampas, sin presiones, sin químicos, sin industrias.
El más puro alimento humano.



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